viernes, 11 de enero de 2008

Música en mi MP3

Feist -- The ReminderJeff Buckley -- Grace


Ben Harper and the Innocent Criminals -- Lifeline

jueves, 10 de enero de 2008

( A Little too Late) Un Poquito Demasiado Tarde

Eagle Stadium

Acabé mi última temporada colegial jugando de una manera mediocre y sin impresionar a ningún equipo profesional. Cuando me dí cuenta de que había votado mi carrera por la ventana, tan solo quedaban tres o cuatro partidos de temporada. Aquí fue cuando volví a la realidad y me decidí a jugar a tope si quería llegar al nivel profesional. Durante toda la temporada había perdido el ritmo en un equipo sin disciplina. Fui titular en toda ocasión pero si yo hubiera sido el Mister, hubiera hecho suplente a cualquier jugador que estaba actuando de la manera en la que yo lo estaba haciendo. Nunca fallé a un entrenamiento y me entrenaba duro, pero me faltaba esa chispa durante los partidos para brillar y llamar la atención a las ligas profesionales.


Winthrop University Vs. Kentucky University


Era el comienzo del torneo de la Conferencia Big South y otra vez me sentía motivado por jugar un partido importante y jugarlo bien. El año pasado habíamos llegado a las semifinales donde perdimos contra Liberty University de Virginia. Este año, no podía permitirme acabar mi carrera universitaria sin jugar las finales de la Primera Division de la NCAA.

En el primer partido de octavos de final del torneo Big South, nos enfrentamos a Charleston Southern University. Este era un equipo que tenía dos tremendos jugadores: Un Jamaicano en el centro del campo y un tipo de Kenya que para mi, es uno de los mejores jugadores a quien me he enfrentado (Michael Chumah). Este partido lo jugué muy bien y tuve esa sensación de comodidad con el balón durante los 90 minutos. Asistí en dos goles y ganamos comodamente para pasar a las semifinales contra Radford University de Virginia.

Me sentí igual de comodo en las semifinales y también hize un buen partido. Este fue un partido lleno de locura en el que acabamos ganando apuradamente con uno menos el el campo. El uno menos desde el minuto 70 era yo. El partido se había convertido para mi en una batalla personal. Durante todo el partido, marcaba a un buen extremo izquierdo a quien estaba muy igualado. Éramos mas o menos de la misma estatura, rapidez y habilidad. Llevábamos todo el partido batallando y mareando el uno al otro. Me imagino que hubiera sido muy bonito de ver desde la grada. Como comenté antes, aproximadamente en el minuto 70, mi enemigo recibió el balon junto a la banda izquierda, me encaró, y por su movimiento de cuerpo y porque yo sabía que no tenía soporte defensivo detrás de mi, sabía que me intentaría driblar en vez de pasar el balón. Leí su movimiento hacia la banda y metí el cuerpo entre el balón y él para poner el balón a saque de banda. El jugador cayó al suelo agarrandose el cuello pero el arbritro no pitó nada porque sabía que no hubo falta. Yo salí de la jugada con un subidón de adrenalina porque había ganado otra pequeña batalla contra este tío que me tenía hasta los cojones. El jugador se revolcaba en el suelo agarrandose el cuello como si alguien se lo hubiera cortado, cuando el cuarto árbitro le hizo señales al árbitro central para hablar con él. Yo estaba convencido de que le daría tarjeta al muy mentiroso jugador que todavía se agarraba el cuello. Para mi sorpresa y la del estadio entero, el árbitro se dirigió a mi y me sacó la tarjeta roja haciendo gestos con su codo.

En ese momento me estaba cagando en la muy puta de la madre del jugador, el cuarto árbitro y el árbitro central. Por muy sorprendido que estaba, no intenté alegar porque sabía que no cambiaría su decisión de echarme fuera del partido. Caminé fuera del campo observando al mentiroso todavía tirado en el suelo con cara de dolorido. A través de esa cara, yo podía ver como sonreía por dentro porque me había ganado la batalla y la guerra entera.

Salí del estadio y me senté con la cabeza entre las rodillas como un niño pequeño al que no se le permite jugar con sus nuevos juguetes de Navidad. Contemplé el cesped y las gotas de sudor callendo en él mientras mi corazón comenzaba a latir mas y mas despacio. Parecía que el tiempo había parado y solo podía oir a mi mismo respirar. Era una noche fría de Noviembre y allí estaba yo empapado de sudor y pensando que mi carrera futbolística estaba acabada. Una tarjeta roja significaba que aunque mi equipo ganara este partido que al momento íbamos ganando, yo no podría jugar por sanción la final de la conferencia dos días después. La única manera de volver a llevar la camisa de Winthrop University otra vez sería que mis compañeros ganaran los dos próximos partidos y llegáramos al Tornéo Nacional de la Primera Division de la NCAA.

Pensando en todo esto, me calmé y el viento me comenzaba a dar escalofríos. Cuánto tiempo había estado allí y cómo iba el partido? volví a la realidad y ahora podía oir a la gente en las gradas gritando y a mis compañeros anciosos en el banquillo. Sabía que lo único que podía hacer ahora era apoyar a mis compañeros y tener fé de que llegaríamos al la primera ronda de la NCAA.

lunes, 7 de enero de 2008

Sin Mirar Atrás


Otra vez he tenido que dejar atrás mi querida isla de Tenerife. Cada vez lo tomo mejor pero el dolor siempre es el mismo. Uno se acostumbra a estas cosas y no por que tenga que hacerlo si no porque ha sido mi decisión de vivir tan lejos de mi tierra. Y es que mis vacaciones en Tenerife son siempre muy especiales. Siempre está la familia y amigos que quieren pasar tiempo conmigo y esto me hace sentir muy bien, apreciado, querido, y extrañado. Pero es tan corto el tiempo y como siempre se ha dicho: (Pasa volando). Tan rápido que cada momento tengo que observar al maximo sin perder ningun detalle. Tan rápido que no tuve la oportunidad de ver a amigos de infancia que intentaron verme mientras estuve. Tan rápido que ver a mi padre no ha sido una prioridad durante mis últimas tres visitas a la isla. Tan rápido que no hablé con mi madre de cosas que siempre he querido hablar. Tan rápido que no pisé el suelo del Teide. Tan rápido que llegué y me fui y ahora todo parece que lo soñe en una sola noche.

Pero yo prefiero quedarme con las memorias y con lo que sí llegué a hacer: Lloré lágrimas de felicidad al ver a mi hermano hecho un hombre con su personalidad única. En tan solo diez días, nos conocimos mucho más de lo que creíamos antes. Recordamos cosas en las que no había pensado en años y nos reímos del mundo y de nosotros mismos muriéndonos de frío en el balcón de casa mirando al famoso Bar Rally.

Tengo una nueva prima y observé el efecto que una nueva vida tiene en este mundo; como esta une a las personas y como nos hace a todos sonreir y sentirnos mas humanos. Elvira, Estoy encantado de conocerte. Veo que disfrutas al tener a una familia como esta y nosotros disfrutamos más al tenerte entre nosotros.

Disfruté de un Real Madrid / Barcelona (y victoria del Madrid) en el cuarto de mi abuelo con familia y amigos. Esto parece una chorrada, pero es una chorrada que llevaré hasta la muerte. Cuantas veces he extrañado ver un buen partido de futbol en ese cuartito.

Caminé en las calles del barrio y le conté a Hope sobre cosas que hacía de pequeño. Entré brevemente a la iglesia donde un día fui monaguillo. Comí churros en La Laguna, La Matanza y Santa Cruz, Caminé desde las cumbres del Monte de las Mercedes hasta La Punta de Hidalgo y comí trevinas con Hope durante el trayecto (Todavía tengo ese sabor agrio el la boca). Tuve la suerte de observar la costa norte de la isla iluminada por fuegos artificiales para celebrar el nuevo año. Visité el barranco del infierno donde un Alemán me dijo que no podía bañarme en mi agua Canaria. Gracias a mi tío y gran amigo Toni, los Mamelucos nos dejaron observar su ensallo de pasacalles para los carnavales del 2008. Me tomé un Johnie Walker en la casa de los NIFú-NIFá y Hope aprendio el significado de las murgas en nuestros carnavales. Comí toda esa comida canaria que tanto extraño. Tuve la suerte de saborear la tarta victoria de mi madre. Pase junto a mi hermano su cumpleaños. Pasé un día tranquilo con mi madre y Hope en el Sur. Todo esto con un gripazo encima "que te cagas".

En fin, este es simplemente un resumen de lo que parece un sueño que tuve anoche. Esta mañana me despertó un beso de Hope para despedirse y comerzar un nuevo día. Todo vuelve a la normalidad y ya no tengo gripe. Cletus me mira y sin palabras ni ladridos, me comunica que quiere su desayuno. todavía es de noche y no hay un balcón al que salir para contemplar el Oceano Atlántico.