viernes, 15 de mayo de 2009

Dios, secretos, conciencia y el Chupa Chups.

Que dificil es hablar con Dios. Tengo la impresion de que hablo conmigo mismo pero la poca fe que tengo me dice que alguien o algo me escucha. Sí, es cierto que es tan solo un monólogo, pero por que no hacerlo?

Lo religioso me da miedo, me averguenza, y se me hace muy dificil dejarlo salir a la superficie. Es fácil decir que Dios no existe y seguir el ritmo del mundo. Es fácil dudar cuando no hay manera de conocer una realidad absoluta sobre la existencia de un Dios. Es fácil embostarme a comer sin dar las gracias por el alimento que por tanta suerte llega a mi boca. Es fácil creer que todo lo bueno que me ocurre es fruto de mis ezfuerzos personales. Al fin y al cabo, trabajo intensamente para ser quien soy y tener lo que tengo. Es definitivamente fácil dejar de pensar en esto y no dejar que estos pensamientos salgan al descubierto.

Por todo esto y por el simple hecho de que nadie sabe si existe o no, es tan difícil mantener una conversación con Dios. Creyendo o no, todos conocemos nuestra insignificancia en este mundo. Si existe Dios, supuestamente no somos nada ante su omnipotencia. Si no existe, nuestra existencia e importancia se hace hasta más diminuta. Pero si todo ser humano tiene la libertad e inclinación natural de dudar de su existencia, ¿qué hay de malo en buscarle? ¿Por qué tengo que esconder mi deseo de encontrar algo más grande que este mundo?

Pues me arrodillo y trato de ser sincero en mi oración. Pero no hay respuestas, o por lo menos no immediatas. Me siento verdaderamente incómodo confesando lo que carga mi consciencia por que estas son las cosas que escondemos más adentro; las cosas que van mas allá de los secretos. Para que algo sea un secreto, tienen que haber dos personas: una que esconde el secreto de la otra. Pero lo que llevo en mi conciencia son cosas que escondo de mi mismo. Cosas a las que niego inconscientemente por lo feas que son. Lo que escondo de mi mismo no son secretos, son realidades por las que todavía no he asumido responsabilidad.

La religión cristiana, nos enseñan que Dios a puesto su espíritu y "la verdad abosoluta" dentro de todos nosotros. Creo que el primer paso hacia esta verdad es el de ser sincero conmigo mismo y aceptar mi consciencia. Lo mas dificil de aceptar en mi consciencia es que se me ha olvidado dar las gracias. ¿De qué me vale dar las gracias si realmente no comprendo el sentido de la gratitud? Las gracias se pueden dar por muchas cosas, pero ¿realmente agradezco? o ¿es my gratitud tan solo un impulso inconsciente de las obligaciones que se me impusieron cuando era niño? Me explico: Me daban un chupete y mi madre me decía:
-- ¿Y qué se dice?
yo Bajaba la cabeza ilusionado con mi sabroso chupa chups y decía:
-- ¡Gracias!.
Pero con esas palabras yo no estaba realmente agradeciendo nada. Mi mente estaba fija en quitarle el envuelto a aquella bola y comezar a trabajar hacia el chicle del centro.
Mi madre estaba entrenándome hasta el punto en el que cuando recibía algo, mi propia mente me preguntaba:
-- ¿Y qué se dice?
Buena estratégia la de mi madre y una que usaré si tengo la oportunidad de tener hijos, pero tengo que admitir que hay una tremenda diferencia entre las gracias dadas y las gracias transmitidas.

Creo que el secreto de ser agradecido está en el reconocimiento y gozo de nuestros privilegios (en nuestro egoismo natural humano). La persona que me dio el chupete no sintió mi agradecimiento porque mi madre me recordó que tenía que dar las gracias. Esa persona solo quería ver lo contento que me hizo aquel chupete. Las gracias fueron dadas cuando el chupete fue puesto en mi mano y mi emoción brilló en mis ojos.

Y ¿qué tiene que ver el chupa chups con mis conversaciones con Dios? Trataré de conectar at TODOPODEROSO con mi pequeña y sabrosa bola de azucar. Muchas veces o la mayoría de las veces cosas pasan a nuestro favor y no sabemos ser agradecidos por que no sabemos a quién o a qué hay que darle las gracias. Muchos decimos "GRACIAS A DIOS" pero esto es solo una manera de hablar y realmente atribuímos nuestro bien estar a la suerte o a nuestros ezfuerzos.

Hoy en día, nosotros, los que no vivimos en países del tercer mundo (O eso creemos), tenemos de todo pero todo es demasiado poco. Hemos perdido la ilusión que una vez teníamos por un chupete. No nos damos cuenta de que agua y alimento es lo único que necesitamos para "ser" y no sabemos como; ni a quién; ni a qué dar las gracias. y no solo esto si no que cagamos y meamos en nuestra agua y creamos alimentos artificiales en laboratorios en vez del suelo fértil. Antes de que comienze a alejarme mucho del tema central de esta entrada de blog (Dios y los chupetes) mejor que finalize y me calle la boca (o el teclado).

En fin, ultimamente mi religiosidad o espiritualidad es limitada o dedicada a dar las gracias. Si Dios está ahí y me oye, pues genial; y si no, por lo menos estoy siendo sincero y estoy reconociendo que soy una persona privilegiada en muchos sentidos. Trato de ser sincero conmigo mismo y aunque tal vez no reciba respuestas de Dios en forma de palabras, encuentro respuestas entre mis secretos y mi consciencia. Me voy conociendo poco a poco hasta que finalmente empiezo a encontrar trozos de esa "verdad absoluta" que supuestamente Dios puso dentro de mi. Dios no me habla por que el vocabulario fue algo inventado mucho despues de Dios y no sabemos ni quien o que es Dios. Tal vez es el sol que fue adorado por civilizaciones antiguas, tal vez sea el agua y alimento que sin estos no sobreviviríamos. Sea lo que sea, seguiré buscándole como una vez busque el chicle dentro del chupete.