miércoles, 16 de diciembre de 2009

La Noche Más Larga

Todavía noto los latidos de mi corazón accelerandose y la sensación de angustia al pensar en aquella noche: Recuerdo el silencio en el coche cuando nos acercábamos a la fría y sucia estación de autobuses de Jackson en la madrugada, la mirada confusa de Jonathan mientras cargaba su mochila y arrastraba otras maletas, la tristeza en los ojos de Cruzy, y el gran nudo que se formaba en mi garganta en el mostrador de pasajes. El momento del "adiós" se acercaba y Cruzy no hacía más que mirarme y sonreir entre lágrimas. Cruzy siempre encontraba una manera de sonreir en los momentos más dificiles. De alguna manera, esa sonrisa empapada me daba esperanza y fe de que mi decisión era la correcta. Varias veces pensé en montarme en el autobús con ellos y dejar todo aquello atrás pero algo que aún no comprendo (y tal vez nunca lo comprenderé) me quitó las palabras y dejó que nuestros destinos se dividieran. El mío se quedaba allí. El de ellos seguía su camino rumbo a Miami en un autobús de la compañía Grayhound.

No quería dejar de abrazarles porque no tenía ni idea cual sería la próxima vez que les tendría tan cerca. Las palabras salían temblando mientras luchaba sin exito contra el llanto. Siempre luché contra las lágrimas, pero esta vez me di por vencido al sentir el insoportable y ardiente nudo que seguía creciendo en mi garganta. Subieron al autobús cabizbajos y mirando hacia atrás donde me había quedado. Cogieron sus asientos mientras seguían mirándome y diciéndome adios. Cruzy me soplaba besitos que chocaban en la ventana y que nunca llegaron a mi. Jonathan, se ponía los auriculares intentando sentir algo que no fuera tristeza. Las puertas del maldito autobús se cerraron y antes de que sus ruedas comenzaran a rodar, corrí hacia el coche.

Pensé en mi hermano. ¡Qué niñez tan extraña! Y ahora que entraba en sus años de adolescencia, tenía que comenzar todo de nuevo. Yo me sentía solo y sin rumbo definido, pero no puedo ni imaginar lo que pasaba por la mente de mi hermano en aquel viaje tan largo de vuelta a Canarias. Quería pensar que todavía su juventud le otorgaría la ignorancia suficiente como para no entender todo esto y no darle muchas vueltas. Años después veo que su madurez no estaba menos desarrollada que la mía y que este día fue tan significativo para él como lo fue para mi.

Volví a pensar en Cruzy. Esta no era la primera vez que nos separabamos pero esta vez todo tenía otro sentido. La noche olía a fracaso. Todos aquellos sacrificios y ezfuerzos solo le habían llevado hasta esta estación de la sucia ciudad de Jackson, MS. Aparentemente, nadie le avisó de que el "American Dream" no es como en las películas. Esta película no acababa con un final feliz ahora que la separación de nuestra familia era de nuevo inevitable. La única consolación que teníamos era en pensar que aquello no era si no tan solo un episodio en algún culebrón dramático. Yo siempre había querido un final feliz para Cruzy y comprendía que volvería a sonreir una vez que plantara pie en Tenerife y pudiera abrazar a Lala. Pero ¿Y después qué?

Perseguí aquel autobs por la autopista hasta el punto donde la ruta 20 cruzaba la 55. Con el autobús delante, tenía la sensación de que todavía estaban a mi alcance y que todavía no se habían ido. Pronto, la carretera y nuestros rumbos finalmente se dividieron. Sentí una soledad inexplicable conduciendo en aquella autopista vacía en la madrugada. Amy estaba a mi lado pero su presencia no significaba absolutamente nada ante aquella soledad. Fue en aquel momento cuando aprendí que Amy no era la persona que me haría feliz durante el resto de mi vida.

Abrí la puerta del apartamento el cual hasta ese día había sido nuestro hogar. Ahora estaba vacío y esperando a que una nueva familia llegara para hacer nuevas memorias entre aquellas paredes. Entré, me senté en el suelo contra la pared y le pedí a Amy que me dejara solo. No se exactamente como definir lo que sentía. Nada de lo que había occurrido era culpa de nadie. No Habían respuestas ni explicaciones. Era lo que era y punto, pero aquella realidad en aquel momento era tan oscura y vacía como aquel cuarto. Las lágrimas venían y se iban hasta que el cansancio se apoderó de mi y quedé dormido. En realidad no quería volver a aquel lugar pero le había prometido a Cruzy que me quedaría allí una última noche para entregar las llaves el proximo día. No me acuerdo de la hora exactamente pero era tarde en la madrugada o muy temprano en la mañana. Lo que si se con seguridad es que la mayoría de la ciudad estaba descansando para dizfrutar del fin de semana. Yo no estaba muy seguro de lo que me esperaba en mi camino cuando me despertara el proximo día.

Me desperté tan cansado como me dormí porque los rayos del sol que entraban por la perciana no me dejaron dormir más que un par de horas. Era un día radiante con un cielo azul intenso y aunque tenía los ánimos por los suelos, la frescura de la mañana y el despertar de un nuevo día me dieron un suave impulso para levantarme, entregar las llaves y largarme de aquel lugar al que nunca he vuelto.

Todo había ocurrido tan rápidamente desde el día que me marché de Tenerife tres años y medio atrás. Ahora Tenía dieciseis años y me había sumergido completamente en una nueva cultura. Me había acomodado en este país y pensar en volver a Tenerife en aquel momento me daba la sensación de que dejaría una parte de mi vida incompleta. Puedo decir que aquella noche de despedida crecí bastante como individuo. La ausencia de mi familia ahora comenzaba a darme la fuerza y el coraje para construir una vida con sentido. Tenía muchas preguntas a las cuales tenía que buscar respuestas pero tenía la sensación de que había tomado un camino correcto en el laberinto de la vida. Sabía que mientras que aquella no fue mi primer dura y gran decision, tampoco sería la última que tendría que afrontar.

Lo que no logro entender es como la suerte, casualidad, y bondad de algunas personas, siempre me han ayudado. Mi abuela lo atribuiría a las oraciones y velitas a Santa Rita y aunque yo no tenga evidencia directa de los milagros de la Santa, tampoco tengo evidencia contra ellos.