viernes, 9 de abril de 2010

Un breve recuerdo

El tiempo ausente se acumula y las raices van desintegrandose desde la más profunda hasta la superficie del suelo de lava. Mi lengua se hace ajena y mis pensamientos ya no nos paralelos a los de mi gente.

No hay pausa en el reloj de la vida y las experiencias que hubieran sido siguen sin ser. Un periodo tan grande; un periodo tan importante; un periodo que sigue creciendo mientras que el alma va desapareciendo. Y... puede que sea joven pero mi juventud es solo relativa porque le he quitado más de mitad de vida; por eso soy anciano; porque dejé todo de niño y crecí desproporcionadamente y demasiado deprisa de manera que perdí la identidad.

Cuando regreso recuerdo como era todo porque ya no es igual: Las sillas en casa de mi abuela solían ser gigantes. Ahora las mismas sillas parecen diminutas porque he crecido y comido demasiados almuerzos y cenas en sillas extrañas. Las escaleras del patio ahora las subo de dos en dos pasos y llego a la zotea mucho más rápido, pero cuando llego descubro que un edificio ahora cubre la vista del mar que un día tuve. En la ventana del frente que un día aceché constantemente esperando a que se asomara mi mejor amiga, ahora se asoma un enojado perro.

Encuentro consuelo en el olor de la ropa húmeda que mi abuela colgó hace unas horas. Este aroma es una de las pocas cosas que todavía no ha cambiado. Oigo a mi abuela cantándole al loro. Este responde y entre los dos mantienen una extraña conversación llena de carcajadas, silvidos, chillidos, y como no... canciones.

- ¡Joseeeeee! Ricky, ¿Dónde está Jose? ¡Joseeeeee!. Los dos gritan mi nombre y solo puedo sonreir. Aunque puedo responderles, les dejo que llamen y llamen. Yo no respondo. No hace falta porque se que ellos me llaman aún cuando no estoy aquí. Reconozco que no se han olvidado de mi como a veces he hecho yo de ellos. Mis pensamientos son interrumpidos por el olor de las papas fritas que ahora se mezcla con el del detergente de la ropa húmeda que todavía aguanto en mi mano. Por ahora, prefiero quedarme aquí jugando entre las sábanas mientras me llaman.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

La Noche Más Larga

Todavía noto los latidos de mi corazón accelerandose y la sensación de angustia al pensar en aquella noche: Recuerdo el silencio en el coche cuando nos acercábamos a la fría y sucia estación de autobuses de Jackson en la madrugada, la mirada confusa de Jonathan mientras cargaba su mochila y arrastraba otras maletas, la tristeza en los ojos de Cruzy, y el gran nudo que se formaba en mi garganta en el mostrador de pasajes. El momento del "adiós" se acercaba y Cruzy no hacía más que mirarme y sonreir entre lágrimas. Cruzy siempre encontraba una manera de sonreir en los momentos más dificiles. De alguna manera, esa sonrisa empapada me daba esperanza y fe de que mi decisión era la correcta. Varias veces pensé en montarme en el autobús con ellos y dejar todo aquello atrás pero algo que aún no comprendo (y tal vez nunca lo comprenderé) me quitó las palabras y dejó que nuestros destinos se dividieran. El mío se quedaba allí. El de ellos seguía su camino rumbo a Miami en un autobús de la compañía Grayhound.

No quería dejar de abrazarles porque no tenía ni idea cual sería la próxima vez que les tendría tan cerca. Las palabras salían temblando mientras luchaba sin exito contra el llanto. Siempre luché contra las lágrimas, pero esta vez me di por vencido al sentir el insoportable y ardiente nudo que seguía creciendo en mi garganta. Subieron al autobús cabizbajos y mirando hacia atrás donde me había quedado. Cogieron sus asientos mientras seguían mirándome y diciéndome adios. Cruzy me soplaba besitos que chocaban en la ventana y que nunca llegaron a mi. Jonathan, se ponía los auriculares intentando sentir algo que no fuera tristeza. Las puertas del maldito autobús se cerraron y antes de que sus ruedas comenzaran a rodar, corrí hacia el coche.

Pensé en mi hermano. ¡Qué niñez tan extraña! Y ahora que entraba en sus años de adolescencia, tenía que comenzar todo de nuevo. Yo me sentía solo y sin rumbo definido, pero no puedo ni imaginar lo que pasaba por la mente de mi hermano en aquel viaje tan largo de vuelta a Canarias. Quería pensar que todavía su juventud le otorgaría la ignorancia suficiente como para no entender todo esto y no darle muchas vueltas. Años después veo que su madurez no estaba menos desarrollada que la mía y que este día fue tan significativo para él como lo fue para mi.

Volví a pensar en Cruzy. Esta no era la primera vez que nos separabamos pero esta vez todo tenía otro sentido. La noche olía a fracaso. Todos aquellos sacrificios y ezfuerzos solo le habían llevado hasta esta estación de la sucia ciudad de Jackson, MS. Aparentemente, nadie le avisó de que el "American Dream" no es como en las películas. Esta película no acababa con un final feliz ahora que la separación de nuestra familia era de nuevo inevitable. La única consolación que teníamos era en pensar que aquello no era si no tan solo un episodio en algún culebrón dramático. Yo siempre había querido un final feliz para Cruzy y comprendía que volvería a sonreir una vez que plantara pie en Tenerife y pudiera abrazar a Lala. Pero ¿Y después qué?

Perseguí aquel autobs por la autopista hasta el punto donde la ruta 20 cruzaba la 55. Con el autobús delante, tenía la sensación de que todavía estaban a mi alcance y que todavía no se habían ido. Pronto, la carretera y nuestros rumbos finalmente se dividieron. Sentí una soledad inexplicable conduciendo en aquella autopista vacía en la madrugada. Amy estaba a mi lado pero su presencia no significaba absolutamente nada ante aquella soledad. Fue en aquel momento cuando aprendí que Amy no era la persona que me haría feliz durante el resto de mi vida.

Abrí la puerta del apartamento el cual hasta ese día había sido nuestro hogar. Ahora estaba vacío y esperando a que una nueva familia llegara para hacer nuevas memorias entre aquellas paredes. Entré, me senté en el suelo contra la pared y le pedí a Amy que me dejara solo. No se exactamente como definir lo que sentía. Nada de lo que había occurrido era culpa de nadie. No Habían respuestas ni explicaciones. Era lo que era y punto, pero aquella realidad en aquel momento era tan oscura y vacía como aquel cuarto. Las lágrimas venían y se iban hasta que el cansancio se apoderó de mi y quedé dormido. En realidad no quería volver a aquel lugar pero le había prometido a Cruzy que me quedaría allí una última noche para entregar las llaves el proximo día. No me acuerdo de la hora exactamente pero era tarde en la madrugada o muy temprano en la mañana. Lo que si se con seguridad es que la mayoría de la ciudad estaba descansando para dizfrutar del fin de semana. Yo no estaba muy seguro de lo que me esperaba en mi camino cuando me despertara el proximo día.

Me desperté tan cansado como me dormí porque los rayos del sol que entraban por la perciana no me dejaron dormir más que un par de horas. Era un día radiante con un cielo azul intenso y aunque tenía los ánimos por los suelos, la frescura de la mañana y el despertar de un nuevo día me dieron un suave impulso para levantarme, entregar las llaves y largarme de aquel lugar al que nunca he vuelto.

Todo había ocurrido tan rápidamente desde el día que me marché de Tenerife tres años y medio atrás. Ahora Tenía dieciseis años y me había sumergido completamente en una nueva cultura. Me había acomodado en este país y pensar en volver a Tenerife en aquel momento me daba la sensación de que dejaría una parte de mi vida incompleta. Puedo decir que aquella noche de despedida crecí bastante como individuo. La ausencia de mi familia ahora comenzaba a darme la fuerza y el coraje para construir una vida con sentido. Tenía muchas preguntas a las cuales tenía que buscar respuestas pero tenía la sensación de que había tomado un camino correcto en el laberinto de la vida. Sabía que mientras que aquella no fue mi primer dura y gran decision, tampoco sería la última que tendría que afrontar.

Lo que no logro entender es como la suerte, casualidad, y bondad de algunas personas, siempre me han ayudado. Mi abuela lo atribuiría a las oraciones y velitas a Santa Rita y aunque yo no tenga evidencia directa de los milagros de la Santa, tampoco tengo evidencia contra ellos.

jueves, 8 de octubre de 2009

Twin Cities Marathon

Hoy es Jueves y la carrera fue el Domingo. Todavía estoy recuperándome del tute. El cuerpo no respondió tan bien como quise pero superé la distancia por segunda vez y con un tiempo de 3:03:21; aproximadamente 24 minutos más rápido que mi primer maratón en 2005.

En fín, no logré superar las tres horas. Lo dejaré para la próxima.

martes, 28 de julio de 2009

Camino a Toloumne Meadows

Los hombros y la cintura molidos del peso de las mochilas y el sendero parecía desaparecer de repente, pero lo que parece no es siempre cierto. El sendero, como en otros tramos anteriores tan solo transformaba su composición de tierra, hierba y gigantes árboles sequoias a un camino hecho de pura piedra de granito. Lo que unos segundos antes parecía un bosque, ahora se abría hacia un precipicio de rocas. Mis piernas pararon de caminar y yo solo podía observar con la boca abierta lo que tenía delante de mi.

"Hope.... Mira esto!!!!"

Interrumpí el trance en el que estaba sumergido para advertir a Hope de lo que estaba a punto de encontrar. Ella venía unos pasos detras aún mas molida que yo y aunque su cuerpo le rogaba que se quitara la mochila y parara de caminar, su ilusión y alegría de estar donde estabamos era aparente en su cara.

Allí fue cuando me di cuenta de lo que realmente estabamos haciendo. Estabamos en la fase final de nuestro primer día en las montañas del Parque Nacional de Yosemite y la realidad chocaba contra todos mis deseos e imaginaciones previas de lo que sería una aventura como esta. Miramos hacia atras, observamos el suelo rocoso en el que descansaban nuestros pies, y observamos lo que había alrededor:

Estabamos en la cima de una montaña de granito y nuestro sendero se dirigía hacia un valle que se encontraba mucho mas abajo. El valle, con su abundante vegetación y un riachuelo que lo cortaba en mitad, contrastaba con las dos grandes montañas rocosas a su alrededor. Como es de esperar, al otro lado del valle se encontraba otra gran montaña por la que continuaba nuestro camino. Todo lo que acabo de describir se encontraba a nuestra mano derecha y era parte de nuestro destino final. Este valle y estas dos montañas forman parte del Gran Cañon de Toloumne y allí estabamos observando esa gran apertura en el terreno y las grandes montañas de la Sierra Nevada de California que parecían tocar el horizonte.

Cuando traté de explicarle a mi mejor amigo Chris lo que senti al ver este lugar, me quitó las palabras de la boca antes de yo poder decirlas:

"Frente a la grandeza y magnificencia de la naturaleza, no soy nada si no un punto diminuto".

Había tenido una sensación muy parecida antes observando el Teide en Tenerife o admirando la fuerza del mar en un día de tormenta, pero siempre tuve esta sensación acompañada de un cierto nivel de seguridad y comodidad. Aquí, en este lugar salvaje y con la carretera más cercana a muchos kms. de distancia, la única seguridad que tenía era la compañía de Hope. Aquí yo solo tenía el control de mis acciones, y estaba a la merced de la naturaleza.

Nuestros cálculos indicaban que habíamos recorrido más o menos unas siete millas y queríamos hacer un total de más o menos diez para poder llegar a nuestro destino final con comodidad en los próximos tres días. El mapa coincidía al cien por cien con el terreno que trotabamos y esto suponía un pequeño alivio al saber que por lo menos estabamos en la ruta correcta. Tal y como advertía el mapa, la bajada hasta el valle era una serie de zigzags que tardamos mas o menos media hora en recorrer.

Ya habíamos visto bastantes animales salvajes durante nuestro primer día de excursión y ya casi llegando al valle nos encontramos con otra curiosa marmota; esta mucho mas simpática y amistosa que las anteriores. Como todos los animales que habíamos encontrado, este mantuvo su distancia a nosotros pero no parecía encontrar ninguna razón para tenernos ningún miedo. Salió al sendero de repente y corrio sin extremada prisa delante de nosotros para esconderse debajo de una roca. Este bicho parecía una especie de ardilla sin cola, gorda y gigante. Paramos para observarla y ella tambien nos miraba desde su cuevita bajo la roca. Estaba ella más curiosa que nosotros y decidió salir al sendero y acompañarnos unos pasos más. Otra vez salió del sendero pero esta vez lo hizo no para esconderse, si no para lucir su belleza encima de una roca. Allí, con el viento soplando en su cara, se echó al sol y posó como una modelo de Playboy en las playas de Hawaii o como no, Tenerife. Aprovechamos para acercarnos, sacar unas fotos y despedirnos de nuestro pequeño nuevo amigo.

Una vez alcanzada la zona mas baja del valle, el camino de roca se convirtió en una hierba muy espesa que escondía los pasos de los últimos caminantes que anduvieron en este sendero. Con suerte y un poco de cuidado, pudimos encontrar el lugar donde el camino se hacía visible otra vez. Miramos hacia atras y observamos la montaña rocosa que acabábamos de bajar. Allí arriba habíamos dejado a la marmota dándose la ducha de rayos de sol y ahora nos encontrábamos entrando en un bosque en el cual otros huéspedes nos estaban esperando: Los mosquitos. Ya comenzabamos a notarlos en nuestros cuellos y brazos justo antes de cruzar el riachuelo que bajaba desde la cima en el fondo del valle. Dentro del pequeño bosque, se volvieron insoportables hasta el punto en el que parar de caminar por cualquier razón suponía poco menos que una tortura. La alegría de los hambrientos insectos al descubrirnos era nuestra motivación para caminar más y más deprisa.

Teníamos un pequeño dilema: El agua en nuestras botellas estaba casi agotada y necesitábamos parar y filtrar un poco de agua del riachuelo si queríamos salir de aquel bosque infestado de mosquitos y comenzar a subir la proxima montaña. Eran las cinco de la tarde y estaba un poco preocupado por que ya era hora de comenzar a buscar un sitio para acampar y pasar la noche. No teníamos ningunas ganas de pasar la tarde metidos en una caseta por culpa de aquellos bichos, osea que solo nos quedaba la opción de subir la proxima cima donde sabíamos que habían muy buenos sitios para acampar. Decidimos parar y llenar las botellas en el riachuelo lo más rápido posible para que los bicharracos no nos comieran vivos pero antes de que pudiera sacar el filtro de la mochila, ya podía sentir las pequeñas picaduras en los brazos. Fue en ese momento cuando vimos algo moverse entre los árboles. En seguida nos dimos cuenta de que eran dos personas acercandose entre los matorrales y aunque los mosquitos no cesaban de buscar por donde chupar, me dio cierta alegría encontrar a otro grupo de personas en esta zona tan remota.

John y Ryan eran dos chicos de la zona de Oakland, California y estaban haciendo una excursión de siete días. Aquel día en particular, su caminata se había hecho corta de manera inesperada porque habían perdido de vista el sendero y no sabían como salir de aquel valle y continuar hacia donde se dirigían. Ellos estaban tan contentos de encontrarnos como lo estabamos nosotros pero nos dirigíamos en direcciones opuestas y el sol ya avisaba de que se iba a esconder detras de la montaña.

Estos tíos habían encontrado una gran roca de granito al otro lado de los árboles donde no habían tantos mosquitos. Justo al lado corría un pequeño riachuelo que acababa en un gran charco que utilizamos como piscina natural. Allí decidimos pasar la noche; tal y como siempre había imaginado my primera noche fuera de la civilización. Allí sentado junto al fuego, cansado de tanto caminar y arrarstar aquella mochila, me sentí vivo y mejor que nunca. Estaba nuevamente viviendo el presente y no podía acordarme de la última vez que había hecho esto. En aquel lugar estaba tan lejos de todo lo material que había acumulado en mi vida pero al alcanze de todo lo necesario. El dinero no importaba, el teléfono no tenía covertura, mis sobacos apestaban y mi barba crecía.

Pensé en la marmota que habíamos conocido y en la buena vida que le había sido otorgada.
- ¿que pensará ella de nosotros?
Miré alrededor pero el fuego solo penetraba unos metros en la oscuridad. Las montañas desaparecieron pero podía oir el agua del riachuelo que bajaba por la gran roca. El silencio era roto solo por el sonido del agua y la madera que iba poco a poco desintegrándose en el fuego. El fuego tambien poco a poco desapareció y finalmente miré hacia el cielo y contemplé el mayor número de estrellas que alguna vez pude haber imaginado.

viernes, 15 de mayo de 2009

Dios, secretos, conciencia y el Chupa Chups.

Que dificil es hablar con Dios. Tengo la impresion de que hablo conmigo mismo pero la poca fe que tengo me dice que alguien o algo me escucha. Sí, es cierto que es tan solo un monólogo, pero por que no hacerlo?

Lo religioso me da miedo, me averguenza, y se me hace muy dificil dejarlo salir a la superficie. Es fácil decir que Dios no existe y seguir el ritmo del mundo. Es fácil dudar cuando no hay manera de conocer una realidad absoluta sobre la existencia de un Dios. Es fácil embostarme a comer sin dar las gracias por el alimento que por tanta suerte llega a mi boca. Es fácil creer que todo lo bueno que me ocurre es fruto de mis ezfuerzos personales. Al fin y al cabo, trabajo intensamente para ser quien soy y tener lo que tengo. Es definitivamente fácil dejar de pensar en esto y no dejar que estos pensamientos salgan al descubierto.

Por todo esto y por el simple hecho de que nadie sabe si existe o no, es tan difícil mantener una conversación con Dios. Creyendo o no, todos conocemos nuestra insignificancia en este mundo. Si existe Dios, supuestamente no somos nada ante su omnipotencia. Si no existe, nuestra existencia e importancia se hace hasta más diminuta. Pero si todo ser humano tiene la libertad e inclinación natural de dudar de su existencia, ¿qué hay de malo en buscarle? ¿Por qué tengo que esconder mi deseo de encontrar algo más grande que este mundo?

Pues me arrodillo y trato de ser sincero en mi oración. Pero no hay respuestas, o por lo menos no immediatas. Me siento verdaderamente incómodo confesando lo que carga mi consciencia por que estas son las cosas que escondemos más adentro; las cosas que van mas allá de los secretos. Para que algo sea un secreto, tienen que haber dos personas: una que esconde el secreto de la otra. Pero lo que llevo en mi conciencia son cosas que escondo de mi mismo. Cosas a las que niego inconscientemente por lo feas que son. Lo que escondo de mi mismo no son secretos, son realidades por las que todavía no he asumido responsabilidad.

La religión cristiana, nos enseñan que Dios a puesto su espíritu y "la verdad abosoluta" dentro de todos nosotros. Creo que el primer paso hacia esta verdad es el de ser sincero conmigo mismo y aceptar mi consciencia. Lo mas dificil de aceptar en mi consciencia es que se me ha olvidado dar las gracias. ¿De qué me vale dar las gracias si realmente no comprendo el sentido de la gratitud? Las gracias se pueden dar por muchas cosas, pero ¿realmente agradezco? o ¿es my gratitud tan solo un impulso inconsciente de las obligaciones que se me impusieron cuando era niño? Me explico: Me daban un chupete y mi madre me decía:
-- ¿Y qué se dice?
yo Bajaba la cabeza ilusionado con mi sabroso chupa chups y decía:
-- ¡Gracias!.
Pero con esas palabras yo no estaba realmente agradeciendo nada. Mi mente estaba fija en quitarle el envuelto a aquella bola y comezar a trabajar hacia el chicle del centro.
Mi madre estaba entrenándome hasta el punto en el que cuando recibía algo, mi propia mente me preguntaba:
-- ¿Y qué se dice?
Buena estratégia la de mi madre y una que usaré si tengo la oportunidad de tener hijos, pero tengo que admitir que hay una tremenda diferencia entre las gracias dadas y las gracias transmitidas.

Creo que el secreto de ser agradecido está en el reconocimiento y gozo de nuestros privilegios (en nuestro egoismo natural humano). La persona que me dio el chupete no sintió mi agradecimiento porque mi madre me recordó que tenía que dar las gracias. Esa persona solo quería ver lo contento que me hizo aquel chupete. Las gracias fueron dadas cuando el chupete fue puesto en mi mano y mi emoción brilló en mis ojos.

Y ¿qué tiene que ver el chupa chups con mis conversaciones con Dios? Trataré de conectar at TODOPODEROSO con mi pequeña y sabrosa bola de azucar. Muchas veces o la mayoría de las veces cosas pasan a nuestro favor y no sabemos ser agradecidos por que no sabemos a quién o a qué hay que darle las gracias. Muchos decimos "GRACIAS A DIOS" pero esto es solo una manera de hablar y realmente atribuímos nuestro bien estar a la suerte o a nuestros ezfuerzos.

Hoy en día, nosotros, los que no vivimos en países del tercer mundo (O eso creemos), tenemos de todo pero todo es demasiado poco. Hemos perdido la ilusión que una vez teníamos por un chupete. No nos damos cuenta de que agua y alimento es lo único que necesitamos para "ser" y no sabemos como; ni a quién; ni a qué dar las gracias. y no solo esto si no que cagamos y meamos en nuestra agua y creamos alimentos artificiales en laboratorios en vez del suelo fértil. Antes de que comienze a alejarme mucho del tema central de esta entrada de blog (Dios y los chupetes) mejor que finalize y me calle la boca (o el teclado).

En fin, ultimamente mi religiosidad o espiritualidad es limitada o dedicada a dar las gracias. Si Dios está ahí y me oye, pues genial; y si no, por lo menos estoy siendo sincero y estoy reconociendo que soy una persona privilegiada en muchos sentidos. Trato de ser sincero conmigo mismo y aunque tal vez no reciba respuestas de Dios en forma de palabras, encuentro respuestas entre mis secretos y mi consciencia. Me voy conociendo poco a poco hasta que finalmente empiezo a encontrar trozos de esa "verdad absoluta" que supuestamente Dios puso dentro de mi. Dios no me habla por que el vocabulario fue algo inventado mucho despues de Dios y no sabemos ni quien o que es Dios. Tal vez es el sol que fue adorado por civilizaciones antiguas, tal vez sea el agua y alimento que sin estos no sobreviviríamos. Sea lo que sea, seguiré buscándole como una vez busque el chicle dentro del chupete.

jueves, 30 de abril de 2009

13.1

Son las seis de la mañana cuando me despierta la alarma del móvil. Miro alrededor y me encuentro en un sitio extraño pero raramente cómodo. Le doy el primer abrazo del día a Hope - ese abrazo calentito de todas las mañanas que me hace querer quedarme en la cama- pero no hoy. Hoy no puedo permitirme ese lujo.

Cletus camina impacientemente de un lado de la cama al otro tratando de encontrar nuestra atención y como siempre, lo consigue. Mientras Hopee con cierta torpeza se levanta de la cama, al otro lado estiro el brazo para darle el saludo matinal a Cletus. Le susurro: "Good morning", le rasco detras de las orejitas y por unos segundos, se queda medio hipnotizado por el breve masaje que ya tengo perfeccionado. Hope desaparece del cuarto y ya está preparándose para nuestra intensa mañana.

Por fin me levanto y cletus ahora me mira y con las patas hacia delante y el culo hacia el techo, se estira como si se estuviera preparandose para una media maratón - Precisamente, este es el evento que nos espera a mi y a Hopee dentro de una hora y media. - Mientras busco mi ropa, cletus se alborota y da varias vueltas desde el dormitorio hasta la cocina. Finalmente, Hope le abre la puerta para que salga al patio trasero y haga sus necesidades.

Es dificil no hacer ruido cuando los suelos están hechos de madera - y más si la madera es vieja y ha pasado por largos y calurosos veranos de Carolina del Norte seguidos por los fríos inviernos. Cada paso resuena en todas partes de la casa y no queremos despertar a nuestros anfitriones ni a su hija recién nacida. La caferera de Jeff, aunque muy ruidosa al molir el café, me ha proporcionado con mi primer impulso de energía esta mañana y ya comienzo a sentir los nervios de los momentos antes de una carrera.

Un despertar glorioso, una mañana radiante, una familia incomparable, un café estupendo, ... - en fín- otro día por el que dar las gracias. Me siento bastante bien esta mañana y aunque puedo sentir la presión del fin del semestre y el trabajo que me queda por hacer en una sola semana, este ambiente de competición y de gente sana me ayuda a levantar mi espíritu.

Somos unos de los primeros de los 300 corredores registrados que llegan al parque y decidimos recoger nuestro número de competición y el "chip" que captará nuestro tiempo oficial. De repente, me doy cuenta de que todo ha cambiado. Mientras pongo mi número en la camisa y hago unos estiramientos, observo como poco a poco, los aparcamientos se van llenando. Aquel parque desolado se ha convertido en una reunión y esto casi parece una fiesta.

En la carretera, los corredores "élite" ya estan calentando y llevan esa expresión vacía en su cara como si estuvieran guardando no solo su energía para la carrera, sino también sus emociones. Las emociones pueden llevarte muy lejos en esta clase de reto físico. En los aparcamientos, observo los saludos, abrazos, y bienvenidas de gente que se han reunído aquí y parecen no haberse visto desde algún tiempo - ¡Qué bonito!-. Un padre y su hijo adolescente se preparan para lo que tal vez es su primera carrera y estoy más que seguro de que esta es su primera carrera que completan juntos. O.K. ¡Bastante observar! quedan veinte minutos y mejor que calentemos.

Media maraton (20,5 kms. / 13.1 millas), la linea de salida, el cronómetro oficial, el suelo, y yo. Aquí se para el tiempo y los pensamientos fluyen intensamente sin ningún sentido. Si pudiera correr tan rápido como estoy pensando en este momento tan intenso, sería campeón olímpico. Pero no lo soy. Ninguno de los participantes alrededor lo son. Esto es tan solo un reto personal; no hay compañeros de equipos ni ezfuerzos colectivos. Esto es un momento egoísta, para mi, por mi. El sufrimiento es mío y lo llevo al nivel que yo quiera y nadie me pregunta porqué. Si tratara de explicar el porqué, nadie lo entendería: Orgullo, logro, salud etc... Todo esto forma parte del porqué, pero nada de esto lo completa. Mi mejor respuesta es: "Por mi".

jueves, 19 de marzo de 2009

Un consejo

Quieres un consejo... Muchos te puedo dar. ¿Pero los quieres en realidad? Necesitas un consejo por que seguramente estes en una situacion única y piensas que las decisiones son hechas mas facilmente con ayuda. ¿Quieres mi consejo? Aquí lo tienes:

No escuches mis consejos muy atentamente. Déjalos que entren por un oido y que salgan por el otro. Con respeto; eso sí. Si hay algo en un consejo con lo que debes quedarte, te quedarás con esto inconscientemente. Un buen consejo es aquel que cruza las dos lineas de nuestras vidas. Mi consejo es tan solo una fotografía de un paisaje visto por mis ojos y a mi manera. Mucho influye en la manera en la que veo ese paisaje: Mi vida, mis experiencias, mis amistades, etc.... todo esto afecta el consejo que te pueda dar. Por lo mucho que te quiera o te odie, la raiz de mi consejo esta dentro de mi.

I put myself in your shoes (me pongo en tus zapatos). Bien dicha está esta frase que solemos decir antes de dar un consejo. Bien dicha por que ponerme tus zapatos nunca va a darme las experiencias que tu has tenido y absolutamente todos los factores que influyen en tu futuro. ¡Que ipócrita sería al decirte: "yo en tu lugar haría tal y tal y tal.... "! Y lo he hecho.
La verdad es que si estuviera en tus zapatos, me los amarraría y seguiría con mi vida. La realidad es que podemos prestarnos los zapatos todo lo querramos pero nunca podremos ponernos totalmente en el espíritu de otra persona.

El consejo que necesitas está dentro de ti; Tu vida, tus experiencia y tus amistades. ¿Como ves tu el paisaje de la fotografía? ¿Como lo ves ahora mismo? No ayer, ni la semana pasada, ni siquiera como te lo imaginas en el futuro. El pasado pasado está, y el futuro traerá otras cosas que ni siquiera te puedes imaginar en este momento. O sea que solo te queda el presente y vivir por, para y con el. Hazte amigo de él. Busca tu propio consejo con tu bienestar como objetivo principal.